No tenemos la misma sangre o el apellido, ni tampoco la edad y los recuerdos, aun así, eres mi hermano de corazón que la vida me ha regalado cuando llegué a un callejón sin salida, tu viniste a fin de dibujar mi sonrisa y secar mis lagrimas que se han convertido en un rocío regando las flores del jardín de la esperanza.
En efecto, las trabas como el tiempo nos distancian de cuando en cuando pero no alcanzan separarnos, sobre todo que mi hermano de corazón sea de Palestina donde el sufrimiento es diario, ahora bien, nuestras almas se encuentran, compartiendo historias, ansiedades, tristeza e inclusive pocos momentos de felicidad.
Además, tu representas en miniatura la bondad y nobleza de sentimientos, pues nunca me hiciste sentir que tenias ningún interés turbio sino fraternal, demostrándome un amor limpio de alto valor
Te agradezco hermano de corazón, por estar a mi lado para protegerme y escucharme hasta el fin sin nada a cambio.
Dedico este texto a mi hermano y amigo Palestino Amjad