La feminidad no es solo pestañas largas, cabello sedoso llegando hasta la cintura, tacones de aguja… sino es también comportamientos inclusive la timidez que brilla por su ausencia en lo ético, esto se manifiesta netamente en cualquier sociedad, pues la hija falta respeto a sus padres; hablándoles toscamente o evocando los tabú en su presencia, de modo que roza la línea roja.
No me refiero a la timidez en el sentido peyorativa que necesita la intervención psicológica. Tampoco tiene nada que ver con la libertad o los derechos de la mujer.
Ser tímida no mancilla la feminidad, de lo contrario, es su complementariedad, haciendo de una mujer peculiar y valorada socialmente que respeta a sí misma y a los demás, sin relación con la otra de cara dura,
A la postre, no se puede, por ningún motivo convertir un meollo femenino en un complejo de inferioridad o una enfermedad.